Memoria
Colombia Soberana
Febrero 6 de 2006 - Febrero 6 de 2013
Han pasado nueve años desde que Lucero Henao y su hijo Yamid Daniel Henao fueron asesinados por paramilitares con la complicidad de la Fuerza Pública en el caserío de Puerto Esperanza Municipio del Castillo, Meta.
María Lucero Henao nació el 25 de Julio de 1960 en el Departamento del Valle, desde muy niña tuvo que vivir el desplazamiento forzado, así su vida se desarrolló en medio del desarraigo y destierro en diferentes lugares junto a sus padres.
En 1988, a sus 28 años, llego a Puerto Esperanza con sus nueve hijos; se destacó por su capacidad de liderazgo, convirtiéndose en integrante de la Junta de Acción Comunal; así mismo, hizo parte de la Unión de Mujeres Democráticas, movimiento que aglutinó a muchas mujeres llaneras destacadas por su conciencia democrática; militante del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, lideresa comunitaria. La transparencia y firmeza de Lucero por defender los ideales políticos fundados en la justicia social, hicieron de ella una gran promotora y defensora de los Derechos Humanos.
Su hijo, Yamid Daniel Henao, en el momento de su asesinato tenía 16 años y se encontraba estudiando en la Unidad Educativa el Encanto de Puerto Esperanza.
El 6 de Febrero de 2006 a las 10:30 de la noche, Lucero Henao fue abordada en su vivienda; “civiles” armados pertenecientes a la estrategia paramilitar llegaron a su puerta amenazándola y diciéndole que se llevarían la puerta si no abría, por lo que Lucero se vio obligada a abrir; una vez los hombres ingresaron al recinto, tomaron por la fuerza a Lucero y entre forcejeos la sacaron de la casa amarrándola con una cuerda de nylon.
Lucero es llevada por la fuerza a las fueras del caserío de Puerto Esperanza. Su madre y sus hijos deciden ir tras ella, pero en el camino los paramilitares señalando a la familia expresan: “ustedes son unos h.p´s guerrilleros”, los hombres obligan regresar a las niñas y la abuela, exigiendo que Yamid se quede con Lucero.
A cinco minutos de distancia se escucharon varios disparos, pero solo hasta el amanecer su familia pudo rescatar los cuerpos sin vida. El rostro de Yamid fue desfigurado por los múltiples impactos de bala que recibió y una oreja fue cercenada; el cuerpo de Lucero recibió múltiples disparos.
De acuerdo a las denuncias de los pobladores a lo largo del día 7 de febrero, se presentaron enfrentamientos entre civiles armados de la estrategia paramilitar y la guerrilla de las FARC-EP en el caserío La Esmeralda, distante a tres horas de camino de Puerto Esperanza.
El 5 de Septiembre de 2008 se obtuvo la indagatoria de Javier Domingo Romero, coautor material del asesinato de María Lucero y Yamid, en la diligencia se constata su vinculación al escuadrón Centauros en el año 2002, permaneciendo allí hasta el 2006, año de su desmovilización. Durante su accionar en el escuadrón se desempeño como patrullero y luego como escolta de alias “Julián”; en febrero de 2004 patrulló en la región del Ariari, bajo las ordenes de Himer Antonio Pulgarin, alias “Enrique”, durante su trabajo escuchó que María Lucero era colaboradora de la guerrilla al pasar por Puerto Esperanza cuando era escolta de alias “Julián”.
Domingo Romero bajo las ordenes de “Julián” condujo a alias “Gavan” y “Montecristo” hasta donde Don Miguel Arroyabe, allí recibieron la orden de ejecutar a María Lucero y su hijo Yamid por ser colaboradores de la guerrilla. Posteriormente “Gavan” y “Montecristo” fueron dejados en el sector de la Y en el caserío de Puerto Esperanza, donde estaba ubicada la tropa que ejecutaría la orden al día siguiente.
Domingo Romero en su indagatoria confirma que a alias “Montecristo” lo mataron y escuchó que a alias “Gavan” lo habían matado en Acacias después de la desmovilización pero esta información no le consta.
Hasta la fecha se ha constatado que los jefes de “Julián” eran Daniel Rendón Herrera alias “Don Mario” y Miguel Arroyabe.
Domingo Romero se acoge a sentencia anticipada, el 18 de junio de 2009 el juzgado cuarto penal del circuito especializado de Villavicencio profiere sentencia por coautoría en el delito de homicidio agravado en concurso homogéneo con homicidio y heterogéneo con el punible de concierto para delinquir agravado.
Han pasado nueve años donde la actuación jurídica de la parte civil, representada en el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, con la Comisión de Justicia y Paz, ha insistido en la vinculación de unidades militares por acción y omisión en los crímenes de Lucero y su hijo Yamid. Vinculación que ha negado el aparato de justicia,
Los hijos de LUCERO y la Comunidad Civil de Vida y Paz, desde el regreso a la región en Puerto Esperanza, El Castillo – Meta, continúan exigiendo verdad y justicia.
Sus nombres, sus vidas, presentes hoy son símbolo de la resistencia al olvido, son expresión de resistencia a un aparato de justicia que impone la impunidad.
Las nuevas generaciones del Alto Ariari son las y los jóvenes que se han comprometido a conservar la memoria a través de monumentos, espacios de memoria, expresiones artísticas y el trabajo en comunidad en busca de justicia, dignificando la memoria de sus víctimas, demostrando que no podrán callar ni olvidar lo que personas como María Lucero hicieron por su comunidad.
Lucero Henao y Yamid Henao en la memoria
Lucero Henao y Yamid Henao Sin Olvido
Sin Olvido
6 de febrero de 2013
Colombia Soberana
En esta coyuntura de paz que se presenta, más allá de la alegría y entusiasmo por el posible logro de paz, debemos recordar, recordar para no repetir, recordar para nunca dejar de amar.
El amor es una maravilla que logra milagros. Amamos nuestras familias, nuestra pareja, nuestros hijos. Algunos otros tienen la capacidad de amar a la comunidad, pero los hay también quienes aman a todos, hombres y mujeres con corazones abiertos, capaces de dar todo su ser por todos los que los rodean. En esta categoría podemos colocar a Lucero Henao, madre, líder de Puerto Esperanza en el Castillo Meta.
Hoy, cuando la inmortal UP se prepara para su quinto congreso, queremos dedicar este espacio de Ni Un Minuto de Silencio a Lucero y su hijo Yamid asesinados por paramilitares y el 6 de Febrero del 2006.
Por Lucero y Yamid ni un minuto de silencio....
A continuación el reportaje de Sin olvido :
Han pasado nueve años desde que Lucero Henao y su hijo Yamid Daniel Henao fueron asesinados por paramilitares con la complicidad de la Fuerza Pública en el caserío de Puerto Esperanza Municipio del Castillo, Meta.
María Lucero Henao nació el 25 de Julio de 1960 en el Departamento del Valle, desde muy niña tuvo que vivir el desplazamiento forzado, así su vida se desarrolló en medio del desarraigo y destierro en diferentes lugares junto a sus padres.
En 1988, a sus 28 años, llego a Puerto Esperanza con sus nueve hijos; se destacó por su capacidad de liderazgo, convirtiéndose en integrante de la Junta de Acción Comunal; así mismo, hizo parte de la Unión de Mujeres Democráticas, movimiento que aglutinó a muchas mujeres llaneras destacadas por su conciencia democrática; militante del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, lideresa comunitaria. La transparencia y firmeza de Lucero por defender los ideales políticos fundados en la justicia social, hicieron de ella una gran promotora y defensora de los Derechos Humanos.
Su hijo, Yamid Daniel Henao, en el momento de su asesinato tenía 16 años y se encontraba estudiando en la Unidad Educativa el Encanto de Puerto Esperanza.
El 6 de Febrero de 2006 a las 10:30 de la noche, Lucero Henao fue abordada en su vivienda; “civiles” armados pertenecientes a la estrategia paramilitar llegaron a su puerta amenazándola y diciéndole que se llevarían la puerta si no abría, por lo que Lucero se vio obligada a abrir; una vez los hombres ingresaron al recinto, tomaron por la fuerza a Lucero y entre forcejeos la sacaron de la casa amarrándola con una cuerda de nylon.
Lucero es llevada por la fuerza a las fueras del caserío de Puerto Esperanza. Su madre y sus hijos deciden ir tras ella, pero en el camino los paramilitares señalando a la familia expresan: “ustedes son unos h.p´s guerrilleros”, los hombres obligan regresar a las niñas y la abuela, exigiendo que Yamid se quede con Lucero.
A cinco minutos de distancia se escucharon varios disparos, pero solo hasta el amanecer su familia pudo rescatar los cuerpos sin vida. El rostro de Yamid fue desfigurado por los múltiples impactos de bala que recibió y una oreja fue cercenada; el cuerpo de Lucero recibió múltiples disparos.
De acuerdo a las denuncias de los pobladores a lo largo del día 7 de febrero, se presentaron enfrentamientos entre civiles armados de la estrategia paramilitar y la guerrilla de las FARC-EP en el caserío La Esmeralda, distante a tres horas de camino de Puerto Esperanza.
El 5 de Septiembre de 2008 se obtuvo la indagatoria de Javier Domingo Romero, coautor material del asesinato de María Lucero y Yamid, en la diligencia se constata su vinculación al escuadrón Centauros en el año 2002, permaneciendo allí hasta el 2006, año de su desmovilización. Durante su accionar en el escuadrón se desempeño como patrullero y luego como escolta de alias “Julián”; en febrero de 2004 patrulló en la región del Ariari, bajo las ordenes de Himer Antonio Pulgarin, alias “Enrique”, durante su trabajo escuchó que María Lucero era colaboradora de la guerrilla al pasar por Puerto Esperanza cuando era escolta de alias “Julián”.
Domingo Romero bajo las ordenes de “Julián” condujo a alias “Gavan” y “Montecristo” hasta donde Don Miguel Arroyabe, allí recibieron la orden de ejecutar a María Lucero y su hijo Yamid por ser colaboradores de la guerrilla. Posteriormente “Gavan” y “Montecristo” fueron dejados en el sector de la Y en el caserío de Puerto Esperanza, donde estaba ubicada la tropa que ejecutaría la orden al día siguiente.
Domingo Romero en su indagatoria confirma que a alias “Montecristo” lo mataron y escuchó que a alias “Gavan” lo habían matado en Acacias después de la desmovilización pero esta información no le consta.
Hasta la fecha se ha constatado que los jefes de “Julián” eran Daniel Rendón Herrera alias “Don Mario” y Miguel Arroyabe.
Domingo Romero se acoge a sentencia anticipada, el 18 de junio de 2009 el juzgado cuarto penal del circuito especializado de Villavicencio profiere sentencia por coautoría en el delito de homicidio agravado en concurso homogéneo con homicidio y heterogéneo con el punible de concierto para delinquir agravado.
Han pasado nueve años donde la actuación jurídica de la parte civil, representada en el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, con la Comisión de Justicia y Paz, ha insistido en la vinculación de unidades militares por acción y omisión en los crímenes de Lucero y su hijo Yamid. Vinculación que ha negado el aparato de justicia,
Los hijos de LUCERO y la Comunidad Civil de Vida y Paz, desde el regreso a la región en Puerto Esperanza, El Castillo – Meta, continúan exigiendo verdad y justicia.
Sus nombres, sus vidas, presentes hoy son símbolo de la resistencia al olvido, son expresión de resistencia a un aparato de justicia que impone la impunidad.
Las nuevas generaciones del Alto Ariari son las y los jóvenes que se han comprometido a conservar la memoria a través de monumentos, espacios de memoria, expresiones artísticas y el trabajo en comunidad en busca de justicia, dignificando la memoria de sus víctimas, demostrando que no podrán callar ni olvidar lo que personas como María Lucero hicieron por su comunidad.
Lucero Henao y Yamid Henao en la memoria
Lucero Henao y Yamid Henao Sin Olvido
Sin Olvido
6 de febrero de 2013
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