Ni un minuto de silencio...
Colombia Soberana
Por Sin Olvido
Han pasado 12 años desde la desaparición forzada y posterior asesinato de JULIO HENRIQUEZ SANTAMARIA, Defensor de Derechos Humanos, del ambiente, biólogo protector de la naturaleza, Consejero de Paz en el departamento del Magdalena en 1992, profesor, economista solidario, militante del M19, amigo, hijo, padre, esposo.
Julio, nació el 29 de marzo de 1952 en Cereté (Córdoba). Hijo de Julio, dedicado al comercio de calzado y Belarmina, modista y comerciante.
Estudió Biología en la Universidad Libre de Bogotá, en donde fue presidente del Consejo Estudiantil. Hizo parte del comité editorial del periódico de la Unión Revolucionaria Socialista (URS) hasta que se radicó en Santa Marta junto a su hija Nadia y su esposa Zulma Chacín. Allí, se vinculó al M-19 a través del Frente Democrático, con una amplia actividad política local, junto a Ricardo Villa, su gran amigo y compañero. En 1990, Julio se articuló a la Alianza Democrática M-19 con quienes se lanzó como candidato suplente al Consejo Municipal junto con Clementina Cayón de Bateman. Coincidencialmente, para esta fecha se dio el proceso de paz con el M-19.
Para 1984 decide acogerse a la amnistía propuesta por Belisario Betancur y radicarse en Guacamayal, corregimiento de Ciénaga en la Zona Bananera.
Sin embargo, para finales de los 80, cuando la presencia paramilitar se hacía intensa en Guacamayal, la ocupación territorial basada en asesinatos selectivos e indiscriminados, amenazas, desplazamiento y abandono de tierras, hicieron que malvendiera sus tierras y regresara a Santa Marta, ubicándose con su familia en Calabazo, zona de amortiguación del Parque Tayrona.
Trabajó el activismo en derechos humanos desde el Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta, y fue nombrado como Consejero de Paz del Departamento del Magdalena en 1992. En este proceso acompañó la desmovilización del EPL y el proceso de conformación de Esperanza Paz y Libertad en el Magdalena, así como acercamientos para la posibilidad de diálogos para la paz. Para ese año se dieron las primeras amenazas en su contra.
Dejando el cargo en la Gobernación, se dedicó de lleno al trabajo en derechos humanos, siendo presidente del Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta. Para 1993, amenazan fuertemente a todos los miembros del Comité y asesinan a uno de sus miembros.
Para el año 2000, decidió volver a Calabazo para impulsar junto con los pobladores de la región, un proyecto de ecoturismo y de reforestación, así como la creación de reservas naturales en la zona de amortiguación del Parque Tayrona.
Posterior a esto continua con su trabajo, en la defensa de los territorios y el respeto a los derechos humanos, hasta aquel domingo 4 de febrero de 2001, cuando se encontraba reunido con campesinos y parceleros de la región en la asamblea de constitución de la Asociación Ambientalista Comunitaria de Calabazo "Madre Tierra", allí varios hombres armados, paramilitares, bajo el mando de Hernán Giraldo Serna y Francisco ’Pacho’ Muzo, se lo llevaron a la fuerza frente a la mirada impotente de más de 20 personas.
Luego de seis años de búsqueda, en la que sus amigos y familiares, así como organizaciones de derechos humanos aunaron esfuerzos para encontrarlo y exigir que se castigara este crimen de desaparición forzada, se logró llevar hasta la etapa de juicio y que los victimarios reconocieran el crimen, así mismo, se conocieron las coordenadas del lugar de la fosa individual con sus restos mortales.
El 11 de octubre de 2007, luego de una diligencia de exhumación en la vereda La Estrella, a cinco minutos de Calabazo, dirigida por la Unidad de Justicia y Paz, se recuperaron sus restos que ya fueron identificados y reconocidos como Julio Henriquez Santamaria.
La investigación de una Fiscalía de Derechos Humanos y DIH permitió establecer que la desaparición y posterior asesinato de de Enriquez fue motivada por el interés del ex jefe paramilitar de la Sierra Nevada de Santa Marta, Hernán Giraldo, de apoderarse de sus terrenos para sembrar cocaina. En contra de dicho paramilitar y de Leonidas Acosta, se emitió resolución de acusación, condenándolos a 38 años y cinco meses de prisión quienes antes de ser extraditados a los Estados Unidos, el 13 de mayo de 2008, fueron escuchados en juicio el 20 de marzo del 2007. El proceso penal continúa contra Jairo Musso quien dio la orden final y dirigió el operativo de cuatro personas que sacaron a Julio Henríquez de una reunión.
El 15 de diciembre de 2007, más de dos meses después de ser hallado, fueron entregados sus restos por parte de la Fiscalía General de la Nación en el Salón Bolívar de la Gobernación del Magdalena. Luego fue llevado hasta el Cementerio San Miguel donde fue enterrado junto a sus padres, abuela y familiares de su esposa.
La bandera de Julio Henríquez Santamaría es de muchos colores y su vida representa la vida de tantas y tantos luchadores sociales, ambientales, políticos, comunitarios, de derechos humanos, nuestra mejor gente, la que ya no tenemos junto a nosotros transformando este país
Julio Henriquez Santamaria en la Memoria
Julio Henriquez Santamaria Sin Olvido
04 de febrero 2013
Sin Olvido
Colombia Soberana
Por Sin Olvido
Julio, nació el 29 de marzo de 1952 en Cereté (Córdoba). Hijo de Julio, dedicado al comercio de calzado y Belarmina, modista y comerciante.
Estudió Biología en la Universidad Libre de Bogotá, en donde fue presidente del Consejo Estudiantil. Hizo parte del comité editorial del periódico de la Unión Revolucionaria Socialista (URS) hasta que se radicó en Santa Marta junto a su hija Nadia y su esposa Zulma Chacín. Allí, se vinculó al M-19 a través del Frente Democrático, con una amplia actividad política local, junto a Ricardo Villa, su gran amigo y compañero. En 1990, Julio se articuló a la Alianza Democrática M-19 con quienes se lanzó como candidato suplente al Consejo Municipal junto con Clementina Cayón de Bateman. Coincidencialmente, para esta fecha se dio el proceso de paz con el M-19.
Para 1984 decide acogerse a la amnistía propuesta por Belisario Betancur y radicarse en Guacamayal, corregimiento de Ciénaga en la Zona Bananera.
Sin embargo, para finales de los 80, cuando la presencia paramilitar se hacía intensa en Guacamayal, la ocupación territorial basada en asesinatos selectivos e indiscriminados, amenazas, desplazamiento y abandono de tierras, hicieron que malvendiera sus tierras y regresara a Santa Marta, ubicándose con su familia en Calabazo, zona de amortiguación del Parque Tayrona.
Trabajó el activismo en derechos humanos desde el Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta, y fue nombrado como Consejero de Paz del Departamento del Magdalena en 1992. En este proceso acompañó la desmovilización del EPL y el proceso de conformación de Esperanza Paz y Libertad en el Magdalena, así como acercamientos para la posibilidad de diálogos para la paz. Para ese año se dieron las primeras amenazas en su contra.
Dejando el cargo en la Gobernación, se dedicó de lleno al trabajo en derechos humanos, siendo presidente del Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta. Para 1993, amenazan fuertemente a todos los miembros del Comité y asesinan a uno de sus miembros.
Para el año 2000, decidió volver a Calabazo para impulsar junto con los pobladores de la región, un proyecto de ecoturismo y de reforestación, así como la creación de reservas naturales en la zona de amortiguación del Parque Tayrona.
Posterior a esto continua con su trabajo, en la defensa de los territorios y el respeto a los derechos humanos, hasta aquel domingo 4 de febrero de 2001, cuando se encontraba reunido con campesinos y parceleros de la región en la asamblea de constitución de la Asociación Ambientalista Comunitaria de Calabazo "Madre Tierra", allí varios hombres armados, paramilitares, bajo el mando de Hernán Giraldo Serna y Francisco ’Pacho’ Muzo, se lo llevaron a la fuerza frente a la mirada impotente de más de 20 personas.
Luego de seis años de búsqueda, en la que sus amigos y familiares, así como organizaciones de derechos humanos aunaron esfuerzos para encontrarlo y exigir que se castigara este crimen de desaparición forzada, se logró llevar hasta la etapa de juicio y que los victimarios reconocieran el crimen, así mismo, se conocieron las coordenadas del lugar de la fosa individual con sus restos mortales.
El 11 de octubre de 2007, luego de una diligencia de exhumación en la vereda La Estrella, a cinco minutos de Calabazo, dirigida por la Unidad de Justicia y Paz, se recuperaron sus restos que ya fueron identificados y reconocidos como Julio Henriquez Santamaria.
La investigación de una Fiscalía de Derechos Humanos y DIH permitió establecer que la desaparición y posterior asesinato de de Enriquez fue motivada por el interés del ex jefe paramilitar de la Sierra Nevada de Santa Marta, Hernán Giraldo, de apoderarse de sus terrenos para sembrar cocaina. En contra de dicho paramilitar y de Leonidas Acosta, se emitió resolución de acusación, condenándolos a 38 años y cinco meses de prisión quienes antes de ser extraditados a los Estados Unidos, el 13 de mayo de 2008, fueron escuchados en juicio el 20 de marzo del 2007. El proceso penal continúa contra Jairo Musso quien dio la orden final y dirigió el operativo de cuatro personas que sacaron a Julio Henríquez de una reunión.
El 15 de diciembre de 2007, más de dos meses después de ser hallado, fueron entregados sus restos por parte de la Fiscalía General de la Nación en el Salón Bolívar de la Gobernación del Magdalena. Luego fue llevado hasta el Cementerio San Miguel donde fue enterrado junto a sus padres, abuela y familiares de su esposa.
La bandera de Julio Henríquez Santamaría es de muchos colores y su vida representa la vida de tantas y tantos luchadores sociales, ambientales, políticos, comunitarios, de derechos humanos, nuestra mejor gente, la que ya no tenemos junto a nosotros transformando este país
Julio Henriquez Santamaria en la Memoria
Julio Henriquez Santamaria Sin Olvido
04 de febrero 2013
Sin Olvido
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