Memoria
Por María Méndez
Oficina de Comunicaciones y Derechos Humanos CODH
Fundación Colombia Soberana
Fuente Rutas del Conflicto
En los años 80 en la región de Uraba se había creado un fuerte movimiento para exigir tierra para los campesinos y mejoras laborales. El Sindicato de Trabajadores Agrarios en ese entonces era muy fuerte, y la Unión Patriótica surgía como símbolo de esperanza y como la llave para comenzar a construir un país justo.
En 1988 ya eran bastante común los señalamientos y estigmatizaciones contra el Sindicato y la UP, sin embargo, nadie en la zona de Uraba, llegó a imaginar que los constantes atropellos y operativos que realizaba el Batallón Voltígeros del Ejército era una estrategia para hacer una lista que fue a caer en manos de los paramilitares de Fidel Castaño.
En la Madrugada del 4 de marzo de 1988, aproximadamente 30 integrantes del Movimiento Obrero Estudiantil Nacional Socialista, Moens, a ordenes de Fidel Castaño, llegó con la lista en mano al corregimiento de Currulao en Turbo, Antioquia, ingresaron a las fincas Honduras y la Negra, obligaron a 20 trabajadores en total (17 de Honduras y 3 de La Negra) a formarse, y los fusilaron, rematándolos luego con tiros en la nuca.
Las víctimas de esta masacre fueron: Rito Martínez Reyes (sindicalista), Alirio Rojas, Abel Meneses Pineda, Enrique Guisao Giraldo (sindicalista), Manuel Cogollo Espitia (sindicalista), Julián Carrillo, José Francisco Blanco (sindicalista), Guillermo León Valencia (sindicalista), Manuel Durango (sindicalista), Omar Ochoa (sindicalista), Natael Rojas (sindicalista), José Pineda (sindicalista), Pedro González Martínez (sindicalista), Santiago Ortiz Gaucho (sindicalista), José Mesa Sánchez (sindicalista), Joaquín Mendoza (sindicalista), Néstor Marino Galvis (sindicalista), Iván Darío Molina (sindicalista) y Rodrigo Guzmán (sindicalista). Después de esto, alrededor de 50 campesinos y obreros agrícolas fueron asesinados en tan sólo mes y medio.
Aunque se estableció que el ejército fue partícipe de la masacre por acción y omisión, La Fundación Colombia Soberana no ha encontrado condena a altos oficiales del ejército por estos hechos. Un juzgado de Bogotá condenó en junio de 1991 a 30 años de prisión a los ex paramilitares Ricardo Rayo y Mario Zuluaga Espinal alias ‘Francisco’, y a 20 años de cárcel a varios partícipes de la masacre como Castaño, asesinado en 1994, Luis Rubio Rojas, ex alcalde de Puerto Boyacá, y Hernán Giraldo alias ‘El Patrón’, ex jefe paramilitar que delinquió en Magdalena y La Guajira extraditado en Estados Unidos por cargos de narcotráfico y está postulado a la ley de Justicia y Paz, por lo tanto pagará una condena no mayor a los ocho años de prisión. Teniendo en cuenta que varios de ellos no estuvieron en la cárcel, o que lo está por otros delitos menos graves, podríamos decir que estos crímenes de lesa Humanidad quedaron prácticamente en la impunidad.
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